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San Pedro ad vincula

Zarikete – San Pedro (Zalla)

Un lugar mágico para conjurar y combatir a los malos espíritus.

San Pedro ad vincula (Zalla)
  • Cronología: s. XVI
  • Estilo: Barroco
  • Municipio: Zalla
  • Barrio: Zarikete (San Pedro)
  • Coordenadas: 43.209375,-3.141334

Asómate al interior

Índice de Ermitas

Advocación

San Pedro ad vincula, o San Pedro encadenado, es una advocación del apóstol Pedro que recuerda su milagrosa liberación de la cárcel. Según la tradición, Pedro estaba encarcelado en Roma, condenado a muerte por ser cristiano. Estando en la celda, fue milagrosamente liberado de sus cadenas por un ángel y pudo escapar, ya que sus carceleros estaban sumidos en un profundo sueño.

Hoy se veneran las cadenas de las que se dice fue liberado en la iglesia de San Pedro ad vincula, en Roma.

Advocacion San Pedro ad vincula (Zalla)
San Pedro ad vincula (Zalla)

Tradiciones y Ritos

La fiesta de la ermita se celebra con misa y romería el 1 de agosto, festividad de San Pedro encadenado. Acude al lugar mucha gente, ya que San Pedro Zarikete, o San Pedruco es un santo al que se tiene gran devoción, tanto en las Encartaciones, comarca donde se encuentra ubicada la ermita, como en toda Bizkaia.

La tradición popular le considera intercesor contra los malos espíritus, el mal de ojo (begizko en euskera), embrujos, posesiones y enfermedades en general. A esta ermita se traía también a los niños, para librarles de los malos espíritus, y había ceremonias específicas para ello. Una consistía en dar vueltas alrededor de la ermita, entrando por una puerta y saliendo por la otra, y arrojando sal, que ayudaba a espantar los espíritus. El año 1963 escribía José María Martín de Retana: «Muchos de los supersticiosos que todavía acuden a San Pedro para curarse del mal de ojo que padecen ellos, sus familiares o incluso sus animales, van por un camino y regresan por otro con objeto de que los malos espíritus no penetren de nuevo en ellos.

Algunos van sembrando de sal, veneno activísimo contra las brujas, la carretera.» Esta ermita ha sido también célebre por los conjuros que en ella se hacían para expulsar los demonios de los cuerpos que los acogían, que casi siempre eran de mujer.

Hoy en día los padres siguen llevando a los niños al santo para que aprendan a hablar y para recibir la bendición de San Pedro.

Edificio

La ermita está enclavada en el valle de Salcedón o Cadagua, próxima al camino real que discurre junto al río. Tradicionalmente se ha fijado como fecha de su fundación el año 1556, pero lo cierto es que el acceso de los pies nos acerca al 1500, y las excavaciones arqueológicas del año 1991 evidenciaron la presencia, en el interior del templo, de un ábside de planta cuadrada más antiguo, de época medieval, posiblemente del siglo XI o XII.

La ermita es de planta rectangular con cubierta a doble vertiente y aparejada en mampostería. A los pies del templo se abre un acceso en arco ligeramente apuntado, sobre el que se levanta la espadaña. En la fachada sur hay otra entrada de arco rebajado.

Al interior llama la atención la cubierta del templo, de madera vista, con cerchas sobre altos pies derechos del mismo material. En algunas zonas los muros se cubren con pinturas que imitan sillares, en un intento de disimular la irregularidad de su construcción. A los pies, hay un coro de madera.
Junto a la ermita se encuentra la casa del sacristán, una fuente y un roble, retoño de árbol de Gernika, plantado en 1912.

Ajuar

La ermita acoge en su cabecera tres retablos. En el mayor destaca una talla gótica de San Pedro, con una gran llave en su mano izquierda. El resto de esculturas son barrocas, de la segunda mitad del siglo XVII. En el lado de la epístola, a la derecha del espectador, hay un San Gregorio Magno clasicista, y en el del evangelio, a la izquierda, un San Bernabé. En el centro, sobre el San Pedro, una imagen de la Inmaculada. Remata el retablo un Cristo crucificado ante un paisaje pintado representando la ciudad de Jerusalén.

En el retablo del lado de la epístola, también barroco de la segunda mitad del XVII, un San Antonio de Padua sostiene a un Niño Jesús que, inusualmente, está de pie sobre el libro que simboliza la sabiduría del santo.

Algo más antiguo, de la primera mitad del XVII, es el retablo del lado del Evangelio. En él vemos una pintura sobre tabla que representa la flagelación de Cristo, y, sobre ella, una imagen de San Nicolás, procedente del templo del cercano barrio de Otxaran (Zalla).

Plaza de La Encarnación 9B
48006 Bilbao
Tel: (34) 944 320 125

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